VIVERO QUEBRADA DE LULES, UNA HISTORIA, UN LEGADO….

A mediados de la década de los ’70 en Tucumán se comenzaba a ver la producción de limones como una buena alternativa de producción agrícola frente a la crisis azucarera de la región. Las primeras exportaciones de fruta fresca realizadas a Europa tuvieron éxito y esto alentó a incrementar las plantaciones de limoneros. Viendo la necesidad de viveros que produjeran plantas con variedades de alta producción y calidad, las cuales se encontraban en los organismos oficiales como la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres y el INTA Famaillá, surgió la idea de realizar un vivero que multiplique plantas de material genético proveniente de los nucelares de los limoneros de mejor calidad

Nuestros Comienzos

Así comenzamos en distintas regiones de Tucumán a realizar viveros a campo durante cuatro años hasta que nos instalamos en la zona de la Quebrada de Lules, la cual se destacaba por ser de muy baja probabilidad de heladas, suelos profundos muy bien drenados y riego todo el año. Allí nació el VIVERO QUEBRADA DE LULES produciendo alrededor de 20.000 plantas por año. A comienzo de la década de los `80 la crisis económica de nuestro país hizo que cerráramos el vivero por cuatro años. Lentamente y con mucho esfuerzo comenzamos de nuevo llegando al año 1989 en el cuál “papá”  se retira de la producción de plantas dejándome la propiedad de Lules para continuar solo. Nunca olvidaré las palabras de papá diciéndome:   – Produce las mejores plantas que seas posible de realizar, y sé honesto, no te preocupes por las ganancias pues si cumples estas dos premisas, solas vendrán. Y me dio una pala nueva para comenzar a trabajar. Tenía por delante de mí un campo vacío, una pala en la mano y una tarea encomendada por cumplir. Si bien ya me desempeñaba como encargado de producción en el anterior vivero, ahora debía realizar todo solo. Por suerte tenía al lado  a mi hermano José Luis el cual contaba con mucha experiencia en producción de plantas pues ya tenía su vivero, y con su incondicional  ayuda comencé a hacer los primeros almácigos para transplantarlos al año siguiente a vivero y de allí injertarlos para darme las primeras plantas después de 2 años de comenzar.  Repitiendo todo año tras año. Al comienzo tuve que producir también tomate y arvejas que vendí en el mercado para poder costear los gastos que demandaba la producción de las primeras plantas. Pasado un tiempo, surge la nueva tecnología de realizar plantas en macetas y bajo cubierta plástica. Comenzamos a hacer nuestros propios invernaderos con palos de eucaliptos y a probar distintos tamaños de macetas y mezclas de sustratos.

Después de varios intentos y tornados de por medio que nos tiraron todo, seguimos adelante hasta hacer los primeros invernaderos metálicos dando excelentes resultados. Tomando ese camino, viajamos al exterior para conocer otras experiencias de producción de plantas y realizamos siempre hasta hoy, junto a la Universidad Nacional de Tucumán, Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, e INTA Famaillá, ensayos de fertilización, sustratos, técnicas sanitarias y capacitación al personal. Así llegamos a tener un vivero certificador de alta producción inscripto en INASE y SENASA cumpliendo con la normativa de producción de plantas y siendo el primer vivero en el NOA en tener plantas CERTIFICADAS para la venta, contando con cámara de germinación totalmente aislada y automatizada, cámara frigorífica, galpones para maquinarias y para preparación de sustratos, centro de incremento de material genético fiscalizado totalmente aislado, cámara de transplante, invernadero de cría, invernaderos de conducción, riego por goteo y fertirrigación.

Esta empresa nunca se hubiera podido realizar sin el apoyo de mi familia

(papás, hermanos, esposa e hijas y yernos), los productores y empresas citrícolas que confiaron en nosotros, los organismos oficiales de investigación y el invalorable esfuerzo del personal del vivero que día a día trabaja para PRODUCIR LA MEJOR PLANTA QUE SON CAPACES DE REALIZAR